Hay que ser sinceras: la elección de un esmalte de uñas casi siempre se centra en el color y pocas veces nos tomamos el tiempo de leer lo que hay detrás de su fórmula, o de informarnos acerca de sus componentes para saber si pueden atentar contra nuestra salud.
Aunque durante años ha existido una preocupación por los efectos adversos derivados del uso de estos productos, el tema parece quedar en el olvido y regresar cuando aparece información nueva, pero eso debe cambiar: es urgente que todas empecemos a tomar conciencia sobre lo que consumimos.
Al leer nuestro blog, conocerás en profundidad tres ingredientes tóxicos de los que te tienes que cuidar, el motivo por el cual se han prohibido en algunos países; cómo identificarlos en las etiquetas y qué esmaltes en gel seguros existen en el mercado.
¿Qué son TPO, HEMA y formaldehído?
Son compuestos químicos empleados en la elaboración de esmaltes de uñas para mejorar algún aspecto de su rendimiento, como su adherencia o curado bajo luz; sin embargo, recientemente se ha cuestionado su uso por los riesgos que pueden generar al entrar en contacto con la piel o inhalarse en espacios poco ventilados.
Ahora, revisaremos la función puntual de cada uno.
- TPO (trimethylbenzoyl difenilfosfina óxido): actúa como fotoiniciador en productos que requieren lámparas LED o UV; es decir, ayuda a que el esmalte se endurezca bien y a que tenga una mayor durabilidad.
- HEMA (2-hidroxietil metacrilato): es es líquido encargado de pegar y fijar el gel a la superficie de la uña natural; en pocas palabras, es el agente que funge como el “imán” de los esmaltes semipermanentes.
- Formaldehído: endurecedor y conservante potente que, en el pasado, llegó a usarse para el alisado de keratina (los famosos "brushing brasileños").
¿Te parecen inofensivos? Sigamos adelante.
Riesgos para la salud
Efectos inmediatos y a largo plazo
Comencemos con el TPO, el cual, a partir del 1 de septiembre del presente año (2025), la Unión Europea decidió prohibirlo en los cosméticos por el potencial peligro que representa para la salud reproductiva cuando se absorbe en cantidades significativas.
El HEMA, por su parte, puede desencadenar reacciones alérgicas graves si toca la piel cuando todavía no está curado; lo peor es que quienes sí desarrollan una alergia, ya no logran revertirla y se ven obligadas a cerrarle la puerta a esmaltes convencionales, así como a futuros tratamientos dentales o médicos que involucren acrílicos similares.
¿Qué pasa con el formaldehído? La exposición directa con la piel y las cutículas llega a provocar reacciones negativas; de hecho, se reafirmó el potencial cancerígeno del compuesto tras someterlo a una revisión toxicológica por la EPA.

Además, al evaporarse se convierte en gas cuya inhalación crónica puede ser perjudicial. Su presencia en salones y servicios de manicura, sugiere que incluso lo que se considera “baja concentración” llega a tener efecto un acumulativo.
Otros compuestos, como el tolueno, están ligados a efectos neurológicos y reproductivos, mientras los ftalatos pueden alterar el sistema endocrino, aunque también vale la pena mencionar al benceno y a los ftalatos, comunes tanto en “convencionales”.
Casos reales y estudios
- “109 Evaluation of chemical exposures and exposure mitigation strategies for nail salon technicians”, publicado en la revista científica Annals of Work Exposures and Health (2024).
Determinó que una buena ventilación durante la manicura, ya sea en un salón, estudio, o en el hogar, es capaz de reducir la exposición a compuestos volátiles entre un 30% y un 70%.
- “Results of patch testing 2‑hydroxyethyl methacrylate (HEMA) in the European baseline series”, parte de la investigación europea liderada por W. Uter y colaboradores.
Al analizar a 7675 pacientes entre 2019 y 2020, se reveló que el 2.3% presentaba reactividad alérgica a este ingrediente, posicionándolo como una causa relevante de dermatitis de contacto asociada a cosméticos de uñas, incluso en personas sin antecedentes previos.
Estos hallazgos se ven respaldados por la creciente documentación clínica, como la revisión publicada en Contact Dermatitis, que alerta sobre una “pandemia de sensibilidad a los acrilatos” entre usuarias y profesionales de uñas.
La evidencia señala que la mayoría de las reacciones ocurren cuando el esmalte no se cura de forma adecuada, dejando residuos no polimerizados que derivan en inflamación, enrojecimiento y descamación en la zona de la uña.
En conjunto, tales estudios refuerzan la idea de que los ingredientes problemáticos, aunque no siempre se encuentran presentes en grandes cantidades, su exposición frecuente, sumada a técnicas de aplicación inadecuadas o ambientes mal ventilados, puede llevar a consecuencias que es negligente seguir ignorando.

¿Cómo identificar esmaltes tóxicos?
Lee las etiquetas
Ve que se incluyan los nombres químicos estándar en un orden de mayor a menor concentración. En Estados Unidos, por ejemplo, la FDA exige que los cosméticos incluyan esa declaración, y desde finales de 2024, la normativa MoCRA también solicita que figuren los datos de contacto del “responsable” del producto, dato que facilita el reporte de incidencias.
También es útil que rastrees declaraciones en el empaque como “TPO-Free”, “10-Free” o “Hipoalergénico”, y que te fijes tanto en la fecha de vencimiento, como el lote y las advertencias adicionales como una medida de prevención.
Ingredientes a evitar
A continuación, te compartiremos una lista breve con los ingredientes que es más común encontrar en fórmulas cuestionables para que la tengas en cuenta al momento de adquirir nuevos esmaltes:
- TPO (trimetilbencoil difenilfosfina óxido / trimethylbenzoyl diphenylphosphine oxide)
- HEMA (2-hidroxietil metacrilato / 2-hydroxyethyl methacrylate)
- Formaldehído y compuestos liberadores de formaldehído (como formalina, metilenglicol o resinas como TSFR)
- Tolueno
- DBP (dibutilftalato), DEP (dietilftalato) u otros ftalatos
- Metacrilatos residuales
¿Qué debe tener una opción 100% segura?
Fórmulas “X‑free”: Muchas marcas usan etiquetas con números que señalan cuántos componentes “problemáticos” han eliminado de su fórmula, por ejemplo, 3‑free, 5‑free, 7‑free, 10‑free.
Monómeros alternativos o fotoiniciadores seguros: Adquiere alternativas basadas en monómeros considerados de menor riesgo. Ya algunos esmaltes asociados a la tendencia del “clean beauty” están adoptando iniciadores que no generan residuos tóxicos detectables o que poseen una menor capacidad irritativa.
Ingredientes nutritivos: Verifica que el producto contenga aceites naturales como la jojoba, incluso el argán, o ceramidas suaves que hidraten, reduzcan la fragilidad y que también suavicen la cutícula.
Transparencia: Las alternativas con las que debes quedarte son aquellas que están dispuestas a revelar todos sus ingredientes, sin excepción, ni frases vagas que puedan llegar a generar confusión.
A pesar de lo difícil que parece confiar en lo que hay disponible en el mercado en estos momentos, los kits profesionales de uñas de Crême Nails incluyen esmaltes en gel que destacan por varios motivos: están formulados sin HEMA, formaldehído, plomo ni parabenos; además son veganos y libres de crueldad animal.
A diferencia de otras propuestas que se limitan a eliminar un par de ingredientes, esta marca ha decidido apostar por fórmulas duraderas y resistentes que le dan prioridad al bienestar de las mujeres que deciden darle una oportunidad.

Buenas prácticas para profesionales
Buena ventilación: lo ideal es que haya una localizada, es decir, que capture los vapores justo donde se generan, y una general que renueve el aire del salón/estudio.
Filtración y mantenimiento: los filtros HEPA, por ejemplo, ayudan a capturar partículas y compuestos orgánicos volátiles.
Uso de protección: guantes de nitrilo, goggles plásticos y mascarillas con cartucho tipo carbón activado pueden hacer una enorme gran diferencia a la hora de disminuir el contacto directo de piel y mucosas con químicos.
Higiene en el manejo de productos: incorpora herramientas como goteros y dispensadores que minimicen el contacto con los productos; asimismo, recuerda lavarte las manos antes y después de cada aplicación y evitar reutilizar recipientes sin desinfectarlos.
Capacitación al personal: es indispensable que todos conozcan los riesgos de ingredientes como los mencionados y sepan reconocer síntomas tempranos de irritación o sensibilización para prevenir que un daño escale.
Rotación de productos y pausas: no uses siempre las mismas fórmulas ni hagas demasiadas aplicaciones continuas sin descanso, ya que el cuerpo acumula exposición. Regálate espacios, así vas a minimizar el desgaste químico de la piel y pulmones.
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Preguntas frecuentes
¿Todos los esmaltes en gel contienen HEMA o TPO?
No todos, pero una gran parte de los esmaltes en gel tradicionales, incluyen al menos uno de estos compuestos. Ya un número considerable de marcas ha comenzado a eliminarlos, sobre todo a raíz de las nuevas regulaciones internacionales. Te sugerimos consumir aquellas que especifiquen que están libres de ambos.
¿Un esmalte es capaz de provocar alergia incluso si no lo aplico directo sobre la piel?
Sí. Auque se aplique correctamente sobre la uña, si no está bien curado o si hay contacto repetido con residuos del pincel en la piel, este podría causar una respuesta alérgica, algo común con los monómeros como el HEMA, que poseen una alta capacidad de sensibilización.
¿El riesgo es igual si me hago las uñas solo una vez al mes?
Aunque disminuye, no desaparece por completo. Tanto reacciones alérgicas, como la acumulación de ciertos compuestos, no siempre dependen de la frecuencia, sino de la sensibilidad individual y del tipo de producto. Incluso una sola aplicación mal hecha puede derivar en irritación inmediata.
¿Hay marcas 100 % libres de tóxicos?
No existe una definición oficial de “libre de tóxicos” que aplique de forma universal. Sin embargo, hay esmaltes sin ingredientes peligrosos. Lo importante es investigar, comparar y no dejarse llevar solo por etiquetas atractivas.
Continúa informándote
Para que sigas trazando una postura sobre lo que estás dispuesta a seguir consumiendo y lo que ya no, es necesario que te mantengas atenta de los nuevos estudios que se realizan y de las opciones confiables que se encuentran a tu alcance.
También se vale que cheques los productos que utilizas para saber si debes reemplazarlos por otros, o que le preguntes a la persona con la que te haces las uñas cuáles son las marcas que aplican. Si encuentras algo que no te convence, pasa a la acción.
En caso de que trabajes como nail artist, anímate a explorar las alternativas que Crême Nails ha diseñado para quienes entienden que la salud lo es todo y comparte esta información con tus colegas y clientas.
¡El cambio empieza por ti!